Siendo un bebé, le pusieron una raqueta de juguete en la mano. Desde entonces, Agassi no ha hecho otra cosa que golpear pelotas de tenis. Su padre, obsesionado por convertirlo en un astro del deporte, construyó una máquina que disparaba 2500 pelotas al dí
UNAS MEMORIAS QUE APASIONAN E HIPNOTIZAN «Odio el tenis, lo detesto conuna oscura y secreta pasión, y sin embargo sigo jugando porque no tengoalternativa. Y ese abismo, esa contradicción entre lo que quiero hacer ylo que de hecho hago, es la esencia de mi vida.» Andre Agassi