El protagonista de esta historia es un ser pálido como el papel, sin color ni textura. Al principio, creció sin barreras, sin filtros, con amor, en armonía y en un círculo pequeño y cálido. Pero el problema comienza cuando se encuentra con la mirada de los demás, con el desenfrenado y desconocido mundo exterior. Todos se preguntan por esta pequeña criatura que no es igual a los demás. Ella° se propone averiguar por qué no tiene color. A partir de ese momento, todo cambia. Su mundo deja de ser tal y como ella° lo conoce, y se sumerge en el vacío, un vacío que borra todos los rasgos de su rostro. Hasta que un día, durante un paseo, el cielo le llenó de colores el cuerpo, los colores de la puesta de sol. En ese momento, sintió que era ella° misma. Pero, al ponerse el sol, los colores desaparecieron junto con el día. Solo quedaba su pequeño cuerpo transparente. Preguntó a su madre y a su mejor amigo, pero solo pudieron decirle que escuchara atentamente, ya que ellas le habían estado murmurando todo el tiempo. Así que, en un intento desesperado por capturar los colores del cielo, se da cuenta de que las piedras guardan el color, el color que llena su cuerpo. ¡Eso era! ¡LAS PIEDRAS! Cuando las recupera, puede manipularlas, transformarlas, modelarlas, ensamblarlas... ¡Son piedras mutantes! ¡Ella° puede construir su propio espacio con sus propios colores y en comunidad! *Ella°: está escrito con (°) ya que hace referencia a todo el espectro del género y de neurodivergencia, más allá de los estándares convencionales de ser mujer.
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