Canciones de un soñador muerto
De la excelsa trinidad que reina en los infiernos dela literatura de terror moderna y contemporánea, Poe,Lovecraft y Ligotti, el primero revolucionó el relato gótico introduciendo el terror que anida en la mente humana y en la locura, H.P. Lovecraft nos hizo sentir el horror cósmico que provenía del espacio exterior encarnado en sus impías deidades ancestrales, y Thomas Ligotti, considerado como un escritor de ficciónoscura y extraña, ha vuelto el foco del horror hacianosotros mismos, mostrándonos una visión lúcida de lacondición humana, de su cruda “realidad” más allá delas apariencias, despojada de interpretaciones indulgentes e ilusorios eufemismos, en toda su lamentable“hiperrealidad”. Tras el horror cósmico, podríamos decir, sobrevino el horror vacui. Por este motivo, sushistorias resultan a veces absurdas y kafkianas, suspersonajes, seres perdidos y patéticos, y sus atmósferas impregnadas del inconfundible sabor de nuestras peores pesadillas. Pero, a diferencia de sus predecesores, Ligotti alberga en su obra, según confesión propia, una intención didáctica, moral, más allá del goceestético de aquellos. Este trasfondo ha quedado de manifiesto recientemente con la publicación de su “breviario nihilista” «La conspiración contra la especiehumana» (2007) (Valdemar, 2015).
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