Han pasado más de 60 años desde que John F. Kennedy fuera abatido en Dallas. Y aún hoy, el magnicidio más estudiado de la historia no puede ofrecernos la respuesta a quién mató a JFK. Los millones de páginas desclasificadas tampoco han sido capaces, pero al menos han contribuido a que la estrategia diseñada contra Lee Harvey Oswald, presentado como un comunista solitario, se haya venido abajo: sabemos que la Comisión Warren mintió, la Policía de Dallas y el FBI manipularon la verdad y la CIA obstruyó las investigaciones. Todo atisbo de conspiración se ocultó, se manipuló o se reprimió, pasando desde el simple desmentido a la ocultación de pruebas, desde la manipulación de documentos al chantaje y finalmente... al asesinato. Más de cien personas que suponían un riesgo para la versión oficial, perdieron la vida de forma conveniente, y muchas veces de forma violenta: el policía JD Tippit solo una hora después que JFK. Luego, Lee Oswald, el acusado, y el propio Jack Ruby, su asesino, pasando por Dorothy Kilgallen, Rose Cheramie, Roger Craig o Roscoe White… hasta el centenar. Y nos parecía injusto, tras presentarles a personas que dieron su vida por la muerte de Kennedy, dejar fuera a Marilyn Monroe que, aunque murió en 1962, un año antes del magnicidio, siempre se rumoreó que su vinculación con JFK y su hermano, Robert Kennedy, tuvo que ver con su trágico final. El autor, ÁNGEL MONTERO LAMA, nos da buena cuenta de TODOS LOS MUERTOS DEL PRESIDENTE en una edición de lujo con más de 1.000 imágenes en color.
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